La deficiencia de magnesio (en términos científicos, hipomagnesemia) es una afección bastante frecuente en los países occidentales, donde se estima que el 70% de la población manifiesta –a menudo de forma inconsciente– una falta de magnesio.
La hipomagnesemia es asintomática en las fases iniciales: por lo general, los signos aparecen cuando la concentración plasmática de magnesio desciende por debajo de 0,5 mmol/L o a niveles aún más bajos.
Valores de referencia | Hipomagnesemia | Hipermagnesemia |
---|---|---|
0.6-1.0 mmol/L | <0.5 mmol/L | >2.0 mmol/L |
1.3-2.4 mg/dL | 1.0 mg/dL | 4.9 mg/dL |
¿Cuáles son los primeros signos de deficiencia de magnesio?
Las primeras señales de alarma son: dolor de cabeza frecuente, cambios de humor e irritabilidad, dificultad para dormir bien y una sensación recurrente de cansancio general.
También pueden aparecer trastornos físicos en diversas partes del cuerpo, especialmente en las extremidades, tales como calambres, espasmos musculares, ligeros temblores o contracciones involuntarias. Por último, en caso de hipomagnesemia grave, podrían producirse arritmias cardíacas.
Causas de la deficiencia de magnesio y posibles soluciones: cuándo recurrir a los complementos de magnesio
En ausencia de patologías específicas, la hipomagnesemia suele atribuirse a dos factores concretos: una ingesta escasa de magnesio a través de la alimentación y/o un aumento del requerimiento del organismo en determinados periodos.
Las mujeres suelen sufrir deficiencias de magnesio en momentos muy estresantes, pero también durante la premenstruación, el embarazo y con la menopausia. Los deportistas también pueden sufrir pérdidas importantes de magnesio, ya sea por la sudoración o por un esfuerzo muscular prolongado. Otras causas relacionadas con la hipomagnesemia pueden ser: dietas para adelgazar muy estrictas o desequilibradas, problemas intestinales crónicos como colitis o diarrea, uso recurrente de ciertos medicamentos (especialmente antibióticos, diuréticos e inhibidores de la bomba de protones).
La primera solución es sin duda la ingesta diaria de alimentos ricos en magnesio, para favorecer un aporte continuo y natural. Cuando los alimentos no son suficientes o en casos de deficiencia más evidente, los complementos de magnesio pueden ser una ayuda valiosa.
En sobres, comprimidos o en polvo, los complementos alimenticios destinados a integrar las reservas de magnesio en el organismo son numerosos y se adaptan a cualquier necesidad. Los complementos a base de magnesio también se pueden tomar a diario durante periodos prolongados. Por lo general, se recomienda seguir ciclos de tres meses, intercalados con un periodo de suspensión de 30 días.